José María Carmona Varios acontecimientos han marcado la vida nacional en la semana pasada, por una parte el inicio de la marcha por la paz encabezada y convocada por el poeta Javier Sicilia que tuvo repercusiones no solamente en el ámbito nacional sino también en el internacional, a este suceso se agrego el descubrimiento de los cadáveres encontrados en las narcofosas en Coahuila y para terminar el accidente en la mina de Sabinas donde murieron once trabajadores que laboraban en las peores condiciones ante la complicidad de la Secretaria del Trabajo del gobierno federal encabezado por Javier Lozano. La marcha por la paz y la justicia sintetiza el repudio total a la declaración de guerra por parte del gobierno de Calderón al crimen organizado, en una estrategia fallida cuyo saldo es de más de 35 mil muertos, donde las víctimas no únicamente son de las clases altas sino también una gran parte de los trabajadores son asaltados, secuestrados y asesinados cotidianamente en su trayecto de sus hogares a sus centros de trabajo sin que se contabilicen en las estadísticas oficiales. La impunidad ante los delitos por parte del poder judicial y la falta de garantía en la seguridad pública así como la corrupción penetrada en los cuerpos policiacos de todos los niveles incluyendo el federal ha expuesto a la ciudadanía en estado de indefensión y la falta de impartición de justicia. Si bien es cierto, que esta movilización por la paz y la justicia es un avance importante para detener la inseguridad en el país y terminar con la sangre derramada, con las víctimas y sobre todo con la maldita guerra de Calderón, avalada por la clase política incluyendo a los partidos políticos PRI, PAN, PRD, es por ello que la ciudadanía a salido a las calles de todo el país de manera silenciosa, pero que ya estamos hasta la madre de la estrategia fallida de Calderón, y es el comienzo de una larga lucha. Hoy en el país se asesina, se secuestra y se desaparece a ciudadanos no solo pudientes sino también a los miembros de la clase trabajadora. En esta aterradora contabilidad hay que incluir a los periodistas desaparecidos, asesinados y secuestrados por la delincuencia organizada y como ya se sabe México es el país más inseguro para el trabajo de los periodistas donde los dueños de los medios de comunicación y el gobierno son incapaces de garantizar la seguridad a este gremio, a pesar de los señalamientos y las peticiones de las organizaciones internacionales de periodistas. La marcha por la paz y la justicia debe de ser un primer paso para llamar a todas las organizaciones sociales, sindicales, políticas y democráticas a conformar un frente amplio y democrático para obligar al gobierno de Calderón a terminar de una vez y para siempre con esta guerra de alto costo social para el país, con ello se debe acompañarse con otras medidas como la legalización de las drogas, la nacionalización de la tierra, un programa amplio de financiamiento al campo y asistencia técnica a la agricultura, de igual manera es necesario la nacionalización del sistema financiero como una medida definitiva al lavado de dinero. La guerra contra el narco de Calderón solamente terminará mediante nuevas jornadas de movilizaciones a nivel nacional, también se debe impulsar la autodefensa ciudadana mediante la creación de comités vecinales o barriales que se encarguen de la seguridad pública ante la ineptitud y corrupción de los cuerpos policiacos locales y estatales. Hay que mencionar y cargar a la cuenta de Calderón el homicidio de los catorce mineros de Sabinas Coahuila que es un resultado de la corrupción existente entre las autoridades del trabajo y los grupos empresariales del sector minero que someten permanentemente a los mineros a jornadas de trabajo extenuantes bajo las peores condiciones de higiene y seguridad para mantener los bajos costos de operación y poder maximizar las ganancias; después de la tragedia de la mina de pasta de Conchos, la historia se vuelve a repetir pero ahora con la complicidad del gobierno de Calderón y el verdugo de los trabajadores Javier Lozano. Los agravios a la sociedad son muchos, sin embargo la clase política no quiere escuchar y hoy sostienen a Calderón en el poder cuando el presidente tiene el más bajo nivel de popularidad y ahora solo importa el proceso electoral del 2012, ni para López Obrador, ni para Peña Nieto, ni tampoco para el PRD, PAN, y el PRI las demandas ciudadanas de justicia, seguridad pública y no más sangre no tienen ninguna importancia, es por ello que los ciudadanos ya están hasta la madre de todos ellos, únicamente las próximas marchas deberán de romper el silencio y convertirse en una verdadera acción de repudio y si es necesario demandar la caída de Calderón.
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lunes, 9 de mayo de 2011
EL PRIMER PASO PARA LA PAZ, LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD
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