domingo, 27 de febrero de 2011

CORDERO CON PIEL DE LOBO


José María Carmona

Insolente resultó la declaración de Ernesto Cordero Secretario de Hacienda para la opinión pública cuando declaro que la economía mexicana había alcanzado un crecimiento del 5 por ciento durante 2010 y que los beneficios ya se veían reflejados en los bolsillos de los mexicanos. Que con un ingreso de 6 mil pesos muchas familias mexicanas "tienen créditos para vivienda y coche… y se dan el tiempo de mandar a sus hijos a escuelas privadas y están pagando colegiaturas".

Las declaraciones de Cordero irritaron a la opinión pública nacional, principalmente aquellos sectores de la población golpeados hoy por la crisis económica, donde perdieron no sólo el poder adquisitivo de los ingresos o de los salarios sino también del empleo, así como que muchos miles de mexicanos-5 millones-pasaron a la pobreza.

La falta de efectividad o la ignorancia total-imperdonable en un secretario de estado-sobre la situación económica y social por la que atraviesan millones de mexicanos, ha deteriorado la imagen política del principal aspirante a la presidencia de la república y promovido por el presidente Felipe Calderón.

Cordero no tiene la menor idea del poder adquisitivo de 6 mil pesos ni de números de mexicanos que ganan esta remuneración salarial, intencionalmente se ignora que en los últimos 20 años todos los especialistas coinciden que la pérdida del salario real-mínimo-es de un 70 por ciento, esta percepción la reciben 5 millones de trabajadores asalariados, además que 10 millones perciben 2 salarios mínimos y otros 10 tres salarios mínimos, lo que significa que 25 millones de trabajadores asalariados ganan por una jornada de trabajo de 8 horas entre 1 a 3 salarios mínimos, además que se calculan según los especialistas que este número de trabajadores sostienen a un promedio de 2.5 personas lo que resulta que 60 millones de mexicanos viven día con día con un ingreso mensual de 1 a 3 salarios mínimos y que los que ganan 3 salarios mínimos reciben un ingreso de 5 mil 100 pesos mensuales mucho menor a lo que señala Ernesto Cordero.

Otro dato generado por diferentes especialistas y estudiosos sobre la distribución del ingreso nacional sostienen que 5 millones de mexicanos concentran el 40 por ciento del mismo, como es obvio en el país ya se demostró la alta concentración de la riqueza nacional.

A todo eso hay que agregar que el 30 por ciento de los ingresos de los trabajadores asalariados en el país lo destinan al pago del transporte público, a lo que hay que añadir los aumentos recientes del precio del mismo así como de los alimentos principalmente de las tortillas.

Pero para los altos servidores públicos, la realidad de la clase trabajadora está muy lejos porque el promedio salarial de los secretarios de Estado es de 240 mil pesos mensuales incluyendo al presidente y qué decir de los gobernadores, como son los miembros de los gabinetes estatales que ganan en promedio entre 80 mil a 150 mil pesos mensuales a parte de todos los beneficios que tienen por gastos de representación en el ejercicio de sus funciones.

Toda la clase política mexicana goza de innumerables privilegios, independientemente de los mil 200 millones de dólares que reciben los partidos políticos, como prerrogativas de Ley.

Mientras la mayoría de la población del país se encuentra en la  más terrible miseria, al mismo tiempo que observa con repudio como viven los políticos de todos los partidos, para muestra un botón basta, ahora se sabe que el año pasado la casa presidencial mejor conocida como los Pinos, tuvo un gasto en vinos finos por 100 mil pesos, de confirmarse esta noticia, resulta una infamia para el pueblo de México.

El repudio de la población hacia la clase política por todos sus privilegios no es suficiente para detener esta situación, es necesario llevar a cavo la demanda de que todos los servidores públicos de primer nivel no ganen más allá de 15 salarios mínimos incluyendo al propio presidente porque cuando andan en campañas se comprometen a trabajar por el bien común de la población y por lo tanto deben de ganar un salario equivalente a un profesional medio.

De igual manera se deben de disminuir drásticamente el monto de las prerrogativas a los partidos políticos y todos los gastos de campaña deben de ir a cuenta del estado; las campañas electorales no deben de ser superior a los gastos de la educación media y superior del país.

Con todo lo anterior, sólo la movilización de los trabajadores como lo hicieron en Egipto puede echar la política de hambre y de miseria que han dejado caer sobre la espalda de los mismos la clase política comenzando por el gobierno de Calderón, diputados y senadores federales y locales para recuperar el poder adquisitivo de los salarios, y así al mismo tiempo poderle arrancar la piel de los privilegios a los corderos que hoy son unos verdaderos lobos insaciables que se alimentan de la explotación, el hambre y la miseria de la mayoría de los trabajadores del país.

 


 

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