lunes, 28 de agosto de 2017

DE TODAS LAS FUERZAS POLITICAS NO SE HACE UNA

 José María Carmona

De todos los partidos políticos no se hace uno que represente hoy los intereses auténticos de los ciudadanos ni mucho menos de los trabajadores, de aquellos que cotidianamente mueven la producción, las fábricas y la actividad económica.

Los partidos políticos o la partidocracia contara   con 6 mil 500 millones de pesos para mover esa maquinaria  que disputara la preferencia electoral de unos ciudadanos  que no se identifica en su mayoría con ninguna opción partidaria, ni Morena alcanza más allá del 15 por ciento de identificación  de los ciudadanos con ese partido, a pesar de que López Obrador encabeza la mayoría de las encuestas electorales.

El repudio de la mayoría ciudadana hacia los partidos políticos es evidente, principalmente entre la juventud donde se puede encontrar otras formas de participación, principalmente entre los sectores vulnerables o marginales y que va a componer la tercera parte del padrón electoral.

Los factores de este repudio ciudadano hacía el sistema de partidos obedece en primer lugar al deterioro de las condiciones de vida, la violencia, la inseguridad pública y todos los escándalos de corrupción comenzando con los del poder presidencial y acabando con los  dirigente de los partidos políticos.

Es indignante para la ciudadanía y particularmente para los asalariados el financiamiento público para los partidos políticos para el proceso electoral del 2018.

Esta cuantía monetaria de miles de  pesos es un insulto para  la ciudadanía que en su mayoría esta compuesta por trabajadores asalariados que a lo mucho ganan dos salarios mínimos al mes y para 52 millones de mexicanos en la pobreza que solo pueden sobre vivir con los programas de ayuda social.

Un dato adicional, la semana pasada, no se pudo publicar la medición de la pobreza por parte del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) y el INEGI publico la encuesta de los hogares donde los resultados apuntan a un incremento de la pobreza del país.

De esta manera los partidos políticos y el costo del proceso electoral del 2018 donde estarán en disputa  3 mil 620 cargos,  entre diputados locales y federales, senadores  y gubernaturas así como la presidencia de la republica, donde el padrón electoral está compuesto por más de 87 millones de electores y si la participación fuera de 50 por ciento únicamente votarían 43 millones de

 electores y el partido o la coalición ganadora obtuviera el 30 por ciento solo obtendría un promedio de 13 millones de votos lo que significa un gobierno presidencial de minoría que significaría el 15 por ciento del padrón electoral para el partido o la coalición "ganadora"  del 2018; por lo tanto si ganara López Obrador tendría el 15 por ciento en promedio del apoyo electoral.

Con estas  miserables  proyecciones electorales el próximo presidente del país,  será imposible que pueda gobernar y mucho menos llevar a cabo un nuevo proyecto de nación, aunque sea la esperanza de México.

Tan solo se puede  imaginar cómo quedara la composición del Congreso de la Unión, ninguna fuerza política tendrá la mayoría, ni mucho menos  la calificada para reformar la Constitución  y realizar las reformas necesarias para transformar el régimen político.

La hegemonía política tendrá que pasar no solo por el Congreso de la Unión si no por afuera de él, apelando a las organizaciones de la sociedad civil.

Pero necesariamente, el cambio del régimen político tendrá que afectar el modelo económico neoliberal vigente y por lo tanto las reformas estructurales.

Así de esta manera, de todas las fuerzas políticas no se hace  una, la única alternativa es convocar a un frente nacional de las  organizaciones  sindicales y sociales  para ofrecer una candidatura independiente de los trabajadores que pueda  ofrecer un programa alternativo de izquierda radical. Es por ello que de todas las fuerzas políticas no se hace  una.                       

  

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